November 29, 2024

Coaching perfeccionista: honrar las fortalezas y ampliar las posibilidades

Perfeccionismo. La palabra suele evocar sentimientos encontrados. Para muchos, representa dedicación, meticulosidad y un afán de superación. Para otros, puede evocar imágenes de agotamiento, estrés y la sensación interminable de "no ser suficiente". Para los coaches, trabajar con clientes perfeccionistas presenta una oportunidad única de lograr un delicado equilibrio: honrar sus fortalezas y, al mismo tiempo, ayudarlos a expandir su capacidad para aceptar la imperfección.

Este blog explora cómo técnicas como la externalización, la atención plena y el reencuadre pueden ayudar a los clientes perfeccionistas a crecer sin disminuir lo que aman de sí mismos.

Entender el perfeccionismo: una fortaleza y una estrategia

El perfeccionismo a menudo se presenta de forma negativa, pero para muchos clientes es una parte integral de quiénes son y algo que valoran profundamente. Como coaches, es esencial comenzar por entender el perfeccionismo no como un defecto sino como una estrategia. Para muchos clientes, su perfeccionismo probablemente les ha resultado útil: les ha permitido ganar elogios, alcanzar altos estándares y brindarles una sensación de control o seguridad.

Cuando abordamos el perfeccionismo desde esta perspectiva basada en las fortalezas, creamos un espacio seguro donde los clientes pueden explorar sin sentirse juzgados o presionados a "arreglarse". En lugar de enmarcar el perfeccionismo como algo que se debe erradicar, podemos ayudar a los clientes a verlo como un lado de un yo multifacético, uno que puede necesitar complementarse con otros enfoques para prosperar en diferentes contextos.

Externalización: separar a la persona del perfeccionismo

Una técnica poderosa para entrenar el perfeccionismo es la externalización, una piedra angular del coaching narrativo. La externalización implica separar la identidad del cliente de sus tendencias perfeccionistas. Esto crea espacio para la curiosidad y el cambio sin provocar una actitud defensiva.

Por ejemplo, en lugar de decir: "Eres un perfeccionista", podrías preguntar: "¿Qué papel juega el perfeccionismo en tu vida?" o “¿Cuándo se manifiesta el perfeccionismo en ti?” Al enmarcar el perfeccionismo como una influencia externa en lugar de un rasgo inherente, los clientes a menudo sienten una sensación de alivio. Ya no son “el problema”, sino más bien alguien en relación con el perfeccionismo, una relación que tienen el poder de remodelar.

Un cliente con el que trabajé nombró a su perfeccionismo “El Gerente”. Se dio cuenta de que este gerente interno había estado trabajando horas extra para protegerlo del fracaso o la crítica. Este simple acto de nombrarlo lo ayudó a desprenderse de la presión y considerar cómo trabajar con El Gerente en lugar de dejar que él dirija el programa. Preguntas como “¿Qué necesita El Gerente para sentirse menos ansioso?” o “¿Cómo podrías establecer límites con El Gerente?” abrieron nuevas vías para la exploración.

Mindfulness: abrazar el momento presente

El perfeccionismo a menudo prospera con el pensamiento “qué pasaría si…”: ¿Qué pasaría si esto no fuera lo suficientemente bueno? ¿Qué pasaría si fallara? Las prácticas de atención plena pueden ser transformadoras para los clientes perfeccionistas, ayudándolos a cambiar su enfoque de los miedos hipotéticos al momento presente.

Un ejercicio de atención plena que recomiendo con frecuencia consiste en fijar la atención en los sentidos. Invite a su cliente a hacer una pausa y observar lo que puede ver, oír, sentir, saborear u oler en este momento. Esta práctica no solo calma el sistema nervioso, sino que también interrumpe el ciclo perfeccionista de pensar demasiado y autocrítica.

La atención plena también se puede aplicar a situaciones específicas en las que el perfeccionismo está en juego. Por ejemplo, si un cliente está posponiendo las cosas porque quiere que su trabajo sea impecable, puede animarle a adoptar una "mentalidad de principiante". ¿Cómo sería abordar esta tarea como un experimento en lugar de una prueba? Al cultivar la curiosidad en lugar del juicio, la atención plena ayuda a los clientes a actuar sin que el peso del perfeccionismo los frene.

Reencuadre: construir un yo equilibrado

El reencuadre es una herramienta vital para entrenar a clientes perfeccionistas. Nos permite destacar las intenciones positivas detrás de sus comportamientos mientras introducimos nuevas formas de pensar y ser.

Un replanteamiento que a menudo resuena es ver el perfeccionismo como una señal de cuidado. Los clientes que son perfeccionistas generalmente se preocupan profundamente por hacer las cosas bien. Este cuidado es una fortaleza que merece reconocimiento. Al mismo tiempo, pueden beneficiarse de equilibrar su cuidado por los resultados con el cuidado de sí mismos. Podrías preguntar: "¿Cómo sería cuidar de ti mismo tanto como te preocupas por el resultado?"

Otro replanteamiento implica ver el perfeccionismo como una de muchas estrategias. Podrías decir: "Parece que el perfeccionismo ha sido una estrategia confiable para ti. ¿Qué otras estrategias podrían complementarlo a medida que avanzas?" Este encuadre honra el pasado del cliente al mismo tiempo que lo invita a expandir su repertorio de respuestas.

Los clientes a menudo encuentran liberador imaginarse a sí mismos como individuos multifacéticos, capaces de esforzarse por alcanzar la excelencia cuando les sirve y de dejarse llevar cuando no les sirve.

Honrar lo que aman de sí mismos

Uno de los aspectos más importantes del coaching de clientes perfeccionistas es asegurarse de que se sientan vistos y valorados por lo que son. Muchos perfeccionistas se enorgullecen de su atención al detalle, su fiabilidad y su empuje. En lugar de pedirles que abandonen estas cualidades, podemos ayudarlos a ver que no tienen que ser perfectos para ser valiosos.

Una metáfora útil es la de una sinfonía. El perfeccionismo puede ser el instrumento dominante de su orquesta: un solista que toca hermosamente pero domina al resto del conjunto. Nuestro objetivo como entrenadores no es silenciar al solista, sino poner a los demás instrumentos en armonía. ¿Qué otras partes de sí mismos (diversión, espontaneidad, descanso) podrían incorporar a la sinfonía de su vida?

Al enmarcar el coaching como una oportunidad para desarrollar sus fortalezas en lugar de "arreglar" sus defectos percibidos, capacitamos a los clientes para abordar el crecimiento con curiosidad y autocompasión.

De la perfección a la plenitud

El perfeccionismo en coaching no consiste en ayudar a los clientes a dejar de esforzarse por alcanzar la excelencia. Se trata de ayudarlos a ver que ya están completos, y que esa plenitud incluye tanto su capacidad para sobresalir como su capacidad para dejarse llevar. Técnicas como la externalización, la atención plena y el reencuadre permiten a los clientes construir una relación más equilibrada con el perfeccionismo, una que los sirva en lugar de controlarlos.

Al final, el objetivo no es la perfección. Es la autoconciencia, el crecimiento y la libertad de elegir cómo quieren mostrarse en el mundo. ¿Y no es ese el resultado más perfecto de todos?

Si quieres compartir tus perfecciones e imperfecciones, pasar tiempo con nosotros y explorar temas relacionados con el coaching, ¿por qué no te unes a nuestra reunión gratuita e intercambias ideas?

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