Cómo domar a los monos: cómo decir “no” en 5 sencillos pasos

Si eres un poco como yo, tienes mucho que hacer y probablemente no siempre tengas la capacidad suficiente para hacer todo lo que quieres. No importa si eres un gerente, un líder de equipo, la persona que se queda en casa para cuidar de la familia, un líder de proyecto, alguien que dirige una ONG: la mayoría de nosotros tenemos múltiples tareas por hacer y nos enfrentamos al desafío de estar rodeados de otras personas que también tienen mucho que hacer. Nuestros amigos y colegas nos pedirán que hagamos cosas, realmente deberíamos decir "no" dadas todas las cosas que tenemos que hacer. Pero, de alguna manera, como somos buenas personas, nos encontramos diciendo “sí” solo para arrepentirnos de ello momentos después.

A continuación, se incluye un breve proceso de autoentrenamiento que puede resultar de ayuda:

Haga una pausa y diga: “Déjeme hablar con usted más adelante” para ganar algo de tiempo para tomar una decisión.

Pregúntese: “Supongamos que digo que sí, ¿qué sería mejor?”

Hacerse esta pregunta le ayudará a evaluar si realmente debería ayudar a su amigo, familiar o colega o si en realidad no está obstaculizando su crecimiento. Por supuesto, si realmente es lo mejor para todos que ayude a la persona que le está pidiendo ayuda, hágalo por todos los medios. Las razones podrían ser que usted tiene las competencias necesarias y la persona que le pide ayuda claramente no las tiene, o que el asunto claramente cae dentro de sus competencias. Si no hay ninguna buena razón aparte de un sentimiento general de caridad, pase al paso tres.

Lluvia de ideas: “Supongamos que digo que no, ¿dónde más podría obtener ayuda la persona?”

Siempre es más fácil decir que no si tienes a alguien que pueda ayudar en su lugar.

Reflexión: “¿Puedo usar esto como un momento de enseñanza o entrenamiento?”

Si enseñar a la persona no le llevaría mucho tiempo, hágalo. Pregúntele si, en lugar de ayudarlo haciendo la tarea por él, no sería más fácil para usted transmitirle sus conocimientos para que pueda realizar la tarea por sí mismo en el futuro. Antes de comenzar a enseñar, asegúrese de preguntarles qué saben sobre cómo llevar a cabo la tarea, para no perder el tiempo enseñándoles algo que una persona ya sabe.

Si se trata de algo que implica una computadora, también puede filmarse realizando la tarea (por ejemplo, usando “Loom” o “Camtasia” u otro programa de grabación de pantalla y enviarle a la persona el enlace al video de cómo llevó a cabo la tarea, para que no tenga que preguntarle nuevamente.

Si la persona tiene las habilidades y teóricamente podría encargarse de la tarea, incluso puede entrenarla: “Si yo no estuviera aquí, ¿qué harías?” (Esta pregunta funciona de maravillas para ayudar a los adolescentes a desarrollar habilidades domésticas básicas 🙂)

Una vez que haya desarrollado su plan, vuelva a llamar a la persona y ofrézcale lo que tenga para ofrecer: una solución, indicarle a alguien que pueda ayudarla, ofrecerle enseñarle o entrenarla.

¡Cuéntame tus consejos favoritos para domar a los monos! Me aseguraré de pasártelos ¡Adelante!

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