"¿Quééééééé?", me imagino que no estás de acuerdo, que te ves perplejo, tal vez incluso enojado mientras lees la declaración anterior. Se habla mucho sobre los "yoes auténticos" en la coachosfera: se supone que los líderes deben ser auténticos, se supone que el coach debe ser auténtico, se supone que los instagrammers deben ser auténticos... etc. etc. Nótese el "se supone que deben ser" y la contradicción inherente en la demanda: "¡¡¡sé auténtico!!!!" Es como cuando le digo a mi esposo que "sea amable conmigo espontáneamente, no porque yo te lo diga". "Coaching de un yo auténtico" obtiene 63.000.000 de resultados en una simple búsqueda en Google. Parece ser una cosa.
Entonces, aquí está el motivo por el que no existe:
Si tomamos en serio que "somos quienes somos a través de los demás", nuestra experiencia de nuestro "yo" será diferente en las diversas comunidades con las que interactuamos a lo largo de nuestras vidas. Nuestro mundo se está volviendo cada vez más complejo y muchos de nosotros estamos expuestos diariamente a muchas comunidades diferentes con diferentes reglas locales de corrección y distribución de derechos y deberes. Esta semana, por ejemplo, entrené a un católico devoto, a alguien de Arabia Saudita y a una persona LGBTQ, quienes viven en comunidades muy diferentes y creen en cosas radicalmente diferentes y tienen diferentes intenciones para sus vidas. Estamos moldeados por nuestro entorno y por lo que nuestras comunidades consideran importante (y podemos estar de acuerdo o no, ambas cosas están “moldeando” lo que consideramos querido).
Entonces, ¿qué puede significar “entrenar al yo auténtico”?
Ludwig Wittgenstein acuñó la frase: “Para una gran clase de casos de empleo de la palabra 'significado' -aunque no para todos- esta palabra puede explicarse de esta manera: el significado de una palabra es su uso en el lenguaje” (PI 43). Por eso creo que puede ser una buena idea observar cómo se utiliza el “yo auténtico”:
Creo que las personas se dan cuenta de su “yo auténtico” cuando experimentan una diferencia en su entorno. Cuando tienen un momento en el que dicen: “Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa, que Dios me ayude”. En situaciones en las que tenemos muy claro lo que creemos, valoramos y pretendemos para nuestras vidas. Estos momentos pueden ocurrir en el coaching, especialmente cuando estamos asesorando a personas sobre decisiones importantes de vida. Invitar a nuestros clientes a describir lo que creen, valoran y pretenden en términos de interacción puede ser muy útil en este caso. Un ejemplo podría ser:
“Auténtico” también puede significar que alguien ya no quiere participar en algo con lo que no está de acuerdo. Por ejemplo, cuando hay una cultura en una organización con la que su cliente se siente incómodo y le gustaría cambiarla. También en esta situación, el coach puede invitar al cliente a explorar lo que es importante para él y dónde y cuándo aprendió que es importante. El coach y el cliente pueden cocrear descripciones de futuros preferidos, por ejemplo: “Supongamos que pudieras 'ser más auténtico' o 'vivir lo que valoras' más, ¿qué notarían tú y los demás?”
“Yo auténtico” como metáfora
El peligro de asumir un “yo auténtico” dentro de una persona es que la suposición crea una dicotomía de “correcto e incorrecto”. O estás viviendo como tu “yo auténtico” o no. También hace que la gente se pierda en sus “mundos interiores”, pensando y reflexionando demasiado. Si tratamos el “yo auténtico” como una metáfora de “cómo me gustaría mostrarme en el entorno y la comunidad dados”, creo que podemos trabajar con el concepto si los clientes lo traen.
Entonces, ¿cómo te gustaría mostrarte hoy en tus comunidades? ¿Qué notarían diferente si mostraras que valoras lo que valoras, crees lo que crees, quieres para tu vida lo que quieres con un poco más de fuerza?
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